jueves, marzo 22, 2012

Industria china no es chivo expiatorio de la política estadounidense

Por Mei Xinyu

Como en todos los años electorales de EE.UU., los actores se preparan para el espectáculo. Cada candidato compite por defender una medida enérgica contra “el comportamiento desleal del comercio” chino, para demostrar su preocupación por “proteger las oportunidades de empleo del pueblo estadounidense”. Por su parte, Obama también se aprovecha de su situación de presidente para mostrar a los electores que su lucha contra las “prácticas comerciales desleales” de China no son sólo palabras. De esta manera, la industria china se convierte nuevamente en el chivo expiatorio de un juego político estadounidense.

Desde los canales multilaterales de la Organización Mundial del Comercio, hasta los canales bilaterales entre China y EE.UU., desde el nuevo departamento de aplicación de leyes comerciales que tienen el dedo acusador dirigido a China, hasta las nuevas regulaciones que permiten imponer derechos compensatorios contra China y otros “países con economías que no son de mercado”, el Tío Sam ataca casi todos los flancos del comercio chino-estadounidense.

Luego de la crisis hipotecaria, los EE.UU. han intentado poner en práctica una “reindustrialización”. Esta situación ha llevado a que en un año electoral, los políticos de distintos departamentos del Estado ataquen a la industria China. Esto se ha convertido en una costumbre. Sin embargo, incluso sin tener en cuenta la serie de contra-medidas que China estará obligada a adoptar y sin considerar las medidas que deberán tomar las empresas chinas, el Tío Sam debe comprender que la enfermedad crónica de la industria estadounidense hace tiempo es incurable y se debe a una problemática interna. Insistir demasiado en las disputas del comercio exterior probablemente tenga un efecto contrario y provoque que la industria interna carezca aún más de la energía que necesita para fortalecer su propia competitividad.

Ahora el Tío Sam debe tomar una decisión: o continúa procurando beneficios para la horda de abogados estadounidenses y tolera la inercia de la industria nacional, o hace todo lo que pueda para fomentar una reforma radical y permitir que la industria nacional vuelva a renacer.

El autor es un investigador del Instituto de Investigaciones del Ministerio de Comercio.

Pekín, 21/03/2012

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